domingo, 1 de julio de 2012

CULTURA, INTERCULTURALIDAD Y DESARROLLO SOSTENIBLE

CULTURA, INTERCULTURALIDAD Y DESARROLLO SOSTENIBLE
POR: Fernando Odiaga Gonzales, docente y escritor
Muchas veces hemos insistido en que una visión amplia por parte de nuestros gobernantes del desarrollo cultural, es consustancial al trabajo por un desarrollo económico sostenible. Ello es así porque en este mundo globalizado con su sociedad del conocimiento, uno de los requisitos básicos para la competitividad y el desarrollo económico es la innovación tecnológica y la creación de valor agregado; lo es también porque la cultura, en sí misma, es una dimensión de creación y libertad en la que el ser humano se hace así mismo mejor ciudadano, una persona más informada y capaz de aportar participativamente en la construcción de una sociedad democrática genuina. Pero también es necesario entender que la cultura además de ser un objetivo y un fin del desarrollo humano y social, es un campo económico de gran potencial y muchos son los países desarrollados, y de desarrollo intermedio que están apostando por sus industrias culturales, como alternativas para el incremento del PBI (En el caso de los Estados Unidos, dichas industrias, aportan alrededor del 8.2% del mismo).
Sin embargo también es cierto que algunas características propias de las culturas, tradicionales y mestizas de nuestra América, representan un freno para el desarrollo económico sostenible en democracia. Como bien lo demostró Max Weber en La ética protestante y el espíritu del capitalismo, fueron ciertos rasgos de los valores y la cultura de los grupos puritanos que colonizaron Norteamérica y que vivieron en Europa, los que hicieron posible el auge del sistema económico moderno, basado en la industrialización y la acumulación de riquezas.
La diferencia del Perú con aquellas naciones es muy patente dentro de la lógica por la que no se ha desarrollado el país de una manera moderna. Es que no se debe apuntar a un desarrollo homogéneo preocupándose de la extracción y procesamiento de materias primas y la consolidación de los mercados y del poder financiero. Se tiene que tomar en cuenta la variable de la cultura y su rol en el desarrollo social y humano, pues no solamente se trata de distribuir riqueza, sino también de promover la práctica de unos valores y de distribuir reconocimiento. Esto último es importante, porque el ser humano no solamente espera una inclusión social que le permita insertarse en un mundo laboral, tener acceso a oportunidades. La integridad de estas oportunidades encierra para ellos, el anhelo de desarrollarse como persona y de alcanzar el reconocimiento, la admiración, el aprecio de sus semejantes.
Solamente es posible este óptimo crecimiento social y económico si se toma de una vez el problema de la cultura como un todo, capaz de ser gestionado desde el mundo de lo político. En este país hay un problema de multiculturalidad que no debe ser pasado por alto en las políticas de inclusión social. Hay un problema de comunicación entre culturas y una apuesta del estado por el dialogo intercultural. Las diferentes culturas deben ser integradas en el marco de un esquema nacional de desarrollo sostenible que preserve el derecho a las culturas diferentes de perpetuar sus prácticas y valores, así como de educar un pueblo, con sólidos conocimientos de su identidad diversa, de sus ancestros, de su historia y con un proyecto de futuro que sea verdaderamente colectivo, que sea fruto de una decisión democrática de integración de los diferentes pueblos y que sea un proceso de educación en el que se deben desterrar falsas creencias y cultivar la tolerancia a las opiniones ajenas y a los modos de vida diferentes, así como la solidaridad y la participación, el dialogo, etc. 
La primera tarea pasa por apoyar a nuestras alicaídas industrias culturales. Debe de contarse con estadísticas de la participación real que tienen estas industrias en la economía, así como deben generarse proyectos sobre la promoción de las mismas. Se debe saber cuánto es lo que aportan realmente a nuestro PBI, y cuánto es lo que se hace a la sombra de la informalidad y sin pasar por la mediación de las instituciones públicas y privadas.
Es interesante si se promueve también una crítica más académica sobre nuestros productos culturales, para reorientarlos hacia una actividad más artística y humana, tanto en la música, el teatro, la danza, la literatura, el cine y la televisión; esta última, que es la que más vende, debe reflexionar sobre su rol cultural formativo, y equilibrar aquella concepción de industria de entretenimiento que muchas veces presenta motivos y escenas poco edificantes y contenidos a veces perniciosos.
También sería necesario para la formalización de las industrias culturales, entre otras cosas más concretas, abaratar los derechos de autor y gestionar legalmente las pequeñas y medianas empresas culturales, PYMEs que facilitarán se produzca un mayor apoyo a las editoriales, elencos, productoras, etc., que apuesten por crecer creativamente en un país donde hasta ahora la cultura ha sido tratada como la entenada.
Por último es lamentable en este contexto en el que hablamos de desarrollo cultural y de cultura que se hayan recortado los presupuestos a los proyectos arqueológicos y los museos, mientras que se lanza desde el ministerio de cultura un proyecto de desarrollo cultural para Cajamarca. Nos preguntamos, ¿a dónde está la coherencia del gobierno? Acaso la cultura sea vista ahora como un carro de bomberos por un lado y un lujo excesivo por otro. De todos modos este gobierno y los que vengan tienen que ponerse a trabajar en este aspecto importante, porque nos estamos jugando con ello el verdadero desarrollo de nuestra patria y de nuestra gente.

1 comentario:

  1. hola, fernando! qué bacán tu blog. creo que no hay forma de saber dónde empezar en esto de la interculturalidad/multiculturalidad y el desarrollo. mi impresión es que la aplicación uniforme de modos económicos genera reacciones disímiles. podemos interpretar que esas reacciones corresponden a dimensiones locales/nacionales/globales de pensar la realidad pero en la práctica es imposible distinguir qué es qué. tú te refieres, por ejemplo, a nuestras industrias culturales. yo me pregunto a cuáles de ellas se han desarrollado como tales sin el contacto con lógicas externas de consumo cultural o de análisis cultural, por qué algunas de ellas aparecen en el PBI y otras no podría tener que ver con ello, dado que el PBI es en realidad un índice de aquellas actividades económicas que aparecen como relevantes para el análisis económico en un momento dado...

    un gran abrazo.

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